Municipalidad de Dorila
Conozca aquí nuestra historiaCARACTERISTICAS DE LA ZONA
Dorila se encuentra ubicada en el Departamento Maracó, en el noroeste de la provincia de La Pampa, a 15 kilómetros de General Pico, ciudad capital del departamento.
Haciendo una breve descripción geográfica, podemos decir que La Pampa se encuentra localizada en el centro de la República Argentina, aproximadamente entre los paralelos 35º y 39º de latitud sur, y los meridianos 63º y 69º de longitud Oeste. Confirmado la posición céntrica de La Pampa, el meridiano 64º Oeste (meridiano central de La Argentina) atraviesa la provincia en su porción oriental, pasando por las localidades de Ojeda, Anguil y Doblas.
Es habitual situar a La Pampa en los confines occidentales de la gran llanura Pampeana, con la aceptación implícita de que toda la provincia es relieve llano y con precipitaciones, que admiten la actividad agrícola. Su nombre proviene del vocablo quechua “bamba”, con el que los indígenas del Altiplano denominaban a los territorios llanos, despejados, horizontales. Esto puede ser aceptado hasta un cierto punto, puesto que los inmensos arenales del centro, los relieves amesetados del Oeste y el paisaje quebrado por importantes valles y depresiones, desmienten esta supuesta horizontalidad, otorgando una fisonomía heterogénea, propias de las áreas de transición de la pampa húmeda hacia los desiertos patagónicos. Con una superficie de 143.440 km2, que le ubica en el 8º lugar entre las provincias más extensas del país, comprende tres regiones Patagónica (Al Oeste), Árida (Franja central) y Pampa Seca ( Al este), en transición próxima con la Pampa Húmeda de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
El Departamento Maracó es uno de los más pequeños de los 22 que componen la Provincia, abarcando una superficie de 2.555 kilómetros cuadrados, dentro de los que están ubicadas las localidades de Speluzzi, Dorila, Trebolares y Agustoni, siendo su cabecera General Pico. Este departamento forma parte de la Pampa Seca, también denominada región llana o pradera o de la estepa gramínea, zona que jamás estuvo cubierta de monte.
Con 700- 800 milímetros anuales, es la que presenta mayor régimen de lluvias. En esta zona la vegetación natural ha sido en su mayor parte remplazada por sistemas agrícolas ganaderos. No cuenta con accidentes topográficos de relevancia, ya que es una zona predominante llana, aquí es muy común observar médanos y grandes acumulaciones de arena.
Los suelos en general son aptos para la agricultura y ganadería. Etimológicamente el vocablo mapuche Mara-co, significa “Aguada de la Liebre”
Respecto al clima es la zona más favorecida, contando con un clima semihúmedo, templado. Cuenta con importantes recursos hídricos subterráneos, tal es el caso del acuífero general Pico-Dorila. Este comprende una amplia llanura de acumulación, recubierta en su totalidad con material arenoso fino, con abundante vidrio volcánico. Su espesor varía desde los 10 metros en la zona medanosa, hasta pocos centímetros en relieves deprimidos, en ella se almacena agua apta para el consumo humano.
Tecnológicamente forma parte de la zona más evolucionada, presenta un gran dinamismo en transferencia y adopción de tecnología. El último censo nacional arrojo un notorio crecimiento demográfico, y entre las comisiones de fomento, Dorila fue la que más habitantes urbanos registro en el censo nacional, incluso una cantidad mayor a las que sumaron otras municipalidades.
Cabe destacar que en 1959, por Decreto Ley 2537, la Región Pampeana Seca adopta como “unidad económica familiar” las extensiones mínimas comprendidas entre 250 y 400 hectáreas. Así, el Departamento Maraco, junto con los departamentos Chapaleufú y Quemú Quemú le asigna como extensión de una explotación económica familiar la superficie de 250 ha., siendo la mínima de la provincia. Hacia el Oeste de la Provincia, esta superficie se incrementa 1000 ha. Y más.
UBICACION EN EL MAPA CARRETERO
La cercanía con General Pico ubicada a Dorila entre los pueblos que se desarrollan su vida bajo esa influencia. Sin embargo, y a diferencia de otras pequeñas comunidades, la localidad ha logrado una vida continuada, una identidad propia y tiene perspectivas de crecimiento y prosperidad. En su ejido urbano, el paisaje nos muestra calles cuidadosamente mantenidas a pesar de la falta de pavimentación, viviendas jóvenes que contrastan con antiguas edificaciones, y un importante número de instituciones que se mantienen activamente en funciones gracias al esfuerzo de sus pobladores.
ORIGENES HISTORICOS
A principios del Siglo XX, comenzó la colonización del denominado Territorio Nacional de la Pampa Central, suelos que antiguamente pertenecían a los indios, verdaderos dueños de estas tierras, que se les fueran arrebatadas por la fuerza de las armas de las huestes del General Roca en la tristemente recordada Campaña del Desierto. La campaña militar de roca fue el capítulo final de una lucha que comienzo mucho antes, y cumpliendo con el mandato del Gobierno Nacional, al encontrarse La Pampa libre de aborígenes, el paisaje del lugar cambio un vasto desierto casi despoblado y potencialmente fértil por el establecimiento de los primeros campos y estancias, fundados por terratenientes pioneros y criollos que hallaron en estas tierras un gran porvenir. Cambiaron toldos por ranchos en tierras que llamaba a ser trabajadas…
El poblamiento de La Pampa, según el profesor Fernando Aráoz, puede dividirse en siete grandes etapas.
1 – El período indígena: se remota a casi 6.000 años A.C., según los trabajos del Dr. Carlos Gradín en Casa de Piedra. Puede dividirse en dos grandes épocas: la primera anterior al 1800, con una población que no superaba los 12.000 habitantes, y una economía natural de caza y recolección, de predominante sello tehuelche; y la segunda posterior al 1800, con una economía de saqueo posibilitada por el uso del caballo y de influencia araucana que abarcaría en su máximo esplendor (dominio de Calfucurá) desde 1834 a 1873, para concluir en 1879 con la Campaña antedicha. A partir de ese momento, la población nativa tuvo que optar por quedarse en el territorio dominado, o emigrar a Neuquén, Río Negro, etc., destacando que su huella no desapareció por completo y su sangre aún perdura en muchos pampeanos, Cacique Pincén
2 – La primera oleada poblatoria (1880-1891): es la época pionera, con la mensura del terreno y el cambio étnico del territorio. Sin centros poblados ni trenes que transportaran las cosechas, la actividad predominante inicial fue la ganadería. Fue llevada a cabo por la peonada de estancias bonaerenses, soldados de la Campaña militar aquerenciados (anteriores a la Ley de Premios que los terminó beneficiando), indígenas sometidos, y unos pocos extranjeros, en su mayoría españoles, que se instalaron como comerciantes y acopiadores.
Fue una tarea difícil la de civilizar a La Pampa, que por aquellos años era vista como una tierra de bandoleros, a tal punto que algunos observadores veraces, como el Padre Monticelli, la Denominaron el «Far West Argentino», por su semejanza con el Lejano Oeste de los Estados Unidos. Las primeras fundaciones fueron: Victorica (1882), General Acha (1882), Bernasconi (1888), Jacinto Aráuz (1889) y Hucal (1890), que coincide con el final de esta etapa debido a la llegada del ferrocarril, un hecho que cambió definitivamente la historia del territorio,
3 – Un período de transición (1892-1899): se caracterizó por un aumento rápido de población con. una alta tasa de masculinidad, dificultando la constitución de familias estables. La Pampa ya no se encontraba aislada y en 1897 la conexión del ferrocarril a Buenos Aires le dio un gran impulso a la región. Los inmigrantes eran en su mayoría españoles, franceses, italianos. chilenos y uruguayos, más una fuerte llegada de bonaerenses y puntanos.
En este período se fundaron las siguientes localidades: Santa Rosa (1892), Parera (1892), Puelén (1893), Toay (1894), Uriburu (1894), Quehué o El Caldén (1896), Intendente Alvear (1896), Catriló (1897), Algarrobo del Aguila (1899), Cuchillo Co (1899)
4 – la segunda oleada poblatoria (1900-1914): es la época de oro de la colonización agraria, con un impresionante crecimiento demográfico.
El Censo Nacional de 1914 registró 101.338 habitantes, contra 25.914 que había según el Censo de 1895.
Por sus mejores condiciones climáticas, el eje del crecimiento se instaló en el norte provincial, donde se fundaron 60 nuevos pueblos en apenas 15 años. La nómina de fundaciones es la siguiente:
1900- Puelches,
1901- Villa Alba (General San Martín), Telén, Mariano Miró, Chacharramendi, Cachirulo,
1902- Ataliva Roca, Macachín,
1903- Adolfo Van Praet, Rancul, La Reforma,
1904- Loventué, Quetrequén, Santa Isabel,
1905- General Pico, Maisonnave, Lonquimay
1906- Anguil, Monte Nievas, Trenel, Villa Mirasol,
1907- Dorila, Realicó, Vertiz, Ojeda, Speluzzi,
1908- Bernardo Larroudé, Conhello, Eduardo Castex, Guatraché, Miguel Cané, Relmo, Luan Toro, Quemú Quemú, Colonia Santa María, Falucho, Rucanelo,
1909- Colonia Pastoril (25 de Mayo), Abramo, Rolón, La Adela,
1910- Alta Italia, Embajador Martini, Ceballos, Ingeniero Luiggi, Sarah, Metileo, Unanue, Colonia San José, Alpachiri,
1911- Arata, Caleufú, Coronel Hilario Lagos, Doblas, Miguel Riglos, Gral Campos, Naicó
1912- La Gloria
1914- Mauricio Mayer.
El estallido de la Primera Guerra Mundial marca el fin de este período, al interrumpirse temporariamente la inmigración. En 1910 se había comenzado a exigir la provincialización del Territorio, puesto que se habían superado los 60.000 habitantes requeridos.
5 – La estabilización demográfica (1915-1933): es una etapa de lento crecimiento poblacional, a expensas ya de pampeanos nativos, y con predominancia de la agroganadería, aunque empiezan a tomar valor la actividad salinera y el comercio, cuyo centro es General Pico. El paso del ferrocarril permitió el nacimiento de otras localidades, tales como Winifreda (1915), Colonia Barón (1915). Fenómeno paralelo al de la explotación agrícola fue el de la explotación de la cuña del caldenal, para leña de uso ferroviario, que definió los orígenes de pueblos agrícolas y obrajeros, como La Maruja(1928), Pichi Huinca (1924), Carro Quemado (1924), Arbol Sólo (1924), Santa Teresa (1921).
6- la gran crisis y el retroceso poblatorio (1934-1951): fue una etapa de retroceso poblacional y económico. Las causas fundamentales de esto fueron la inadecuada explotación de los suelos, la deforestación excesiva, las sequías, la lluvia de cenizas del «32, y el bloqueo de la exportación de granos durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron tiempos duros, de emigración y estancamiento, que poco a poco se fueron revirtiendo, y cuyo más auspicioso hecho fue el paso a Provincia, en virtud de la Ley N° 14.037 del 20 de Junio de 1951.
7- la provincialización y paso a la vida urbana: a pesar de que en los sucesivas décadas no hubo un gran incremento poblacional, la provincialización le dio dinamismo a la región, siendo Santa Rosa a partir de este momento el eje administrativo de la misma. La necesidad de contar con más cantidad de personal calificado permitió la creación de carreras universitarias. Asimismo, se tecnificó el campo, con una gran emigración de la población rural a las áreas urbanas, y la expansión de la red vial desplazó al ferrocarril que hasta ese entonces era el principal medio de transporte.
Dorila es la concreción de una región ya poblada antes de su fundación, sea por nativos, criollos, o por aquellos inmigrantes que fueron internándose poco a poco en estas tierras, alejándose cada vez más del puerto de Buenos Aires. La pujanza de las primeras cosechas, impulsando al crecimiento demográfico, devino en la extensión del ferrocarril, un auténtico transporte de granos, insumos, personas y muchos sueños… Es necesario aclarar que los comienzos de esta masa obrera no fueron tan fáciles, y a pesar de las grandes expectativas que generaban estas tierras, tuvieron que luchar contra las inclemencias del tiempo, el desarraigo, la falta de una organización institucional, y los contratos injustos con los grandes terratenientes. En efecto, en los albores del siglo pasado, el territorio pampeano contaba con más de un millón de hectáreas entregadas a la explotación, agrícola, divididas en colinas de mil a cincuenta mil hectáreas, correspondientes en su mayoría a un solo propietario. El fuerte crecimiento poblacional en las zonas rurales, asociado al paulatino aumento de control de la tierra por grandes propietarios remarco la concentración de la propiedad agrícola, al tiempo que se produjo la fragmentación de la pequeña propiedad agrícola, acentuando el fenómeno del minifundio. El fenómeno ha sido en cierta medida estimulado por la modernización agrícola latinoamericana cuya tecnología privilegio la gran explotación agrícola y creo, de paso, un fenómeno social: el aumento de la población rural de trabajadores agrícolas sin tierras, es decir, la creación de un proletariado agrícola. Un latifundio es una explotación agrícola de grandes dimensiones, caracterizada además por un uso ineficiente de los recursos disponibles. La extensión necesaria para considerar una explotación latifundista dependiente del contexto: en Europa un latifundio puede tener algunos cientos de hectáreas. En Latinoamérica puede superar fácilmente las diez mil.
Aparte de la extensión, existen otros elementos característicos: bajos rendimientos unitarios, subutilización de la tierra, baja capitalización, bajo nivel tecnológico, mano de obra empleada en condiciones precarias, y consecuentemente, bajo nivel de esta. El latifundismo ha sido tradicionalmente una fuente de inestabilidad social, asociada a la existencia de grandes masas de campesinos sin tierras. Para solucionar los problemas originados por los latifundios, se han probado diversas fórmulas, dependientes del tipo de gobierno en el que se encontraban: desde cambio de estructura de la propiedad (reforma agraria), con expropiaciones incluidas, hasta a modernización de la explotación.
Estos latifundistas nada tenían que enviarles a los antiguos caballeros feudales, puesto que destinaron sus tierras a la producción agrícola- ganadera, y para tal fin, fueron auténticos colonizadores que se valieron de los colonos venidos de otras tierras con hambre de trabajo y progreso. El colonizador abastecía a sus trabajadores de las herramientas y la manutención necesaria para subsistir, pero no siempre era justo a la hora de distribuir las ganancias. En palabras de Luis Denegri que datan del año 1915: “el latifundio es un instrumento de absorción tan formidable y puesto en movimiento estimula la más desenfrenada avaricia, se traga hasta la dignidad de los hombres.”
Casi todos los hombres que participaron de la organización política del país eran estancieros y propietarios, y en ellos se plasmó la figura del caudillo. Se enriquecieron con los comienzos de la industrialización y, a la vez, se dedicaron a mejorar sus campos y haciendas. La aparente protección brindada a los agricultores que llegaron, proveyéndoles de tierras, herramientas, arados, bueyes, etc. Se compensaba con la obtención de la mayor parte de las riquezas. Los contratos de arrendamiento eran de pocos años y eso alteraba la estabilidad del colono que intentaban sentar bases en estos sueños.
Cada una de las colonias así establecidas era explotada por el propietario de la tierra y, en la mayoría de los casos, por colonizadores con casas de comercios, que pagaban a sus propietarios ausentes en Buenos Aires o en Europa un tanto por hectárea en efectivo.
Tales colonizadores tenían su casa de negocios frente a la estación del ferrocarril, en tierra no fraccionada perteneciente al mismo latifundio, sirviendo de base para la formación de los pueblos, con una calle principal alineada frente a la misma. Los solares eran alquilados y vendidos para la construcción de viviendas, comercios, instituciones, etc. Donde el terreno era fraccionado y vendido el núcleo de población era cada vez mayor, las casas de comercios aumentaban, y se requería así de un efectivo policial y de un Juez de Paz. Esta es una característica en común de los orígenes de muchas localidades de nuestro país. Nacieron sin fundaciones pomposas, y sus inicios estuvieron ligados a este lento proceso de colonización, a la venta de terrenos, a las estaciones de ferrocarriles como núcleo de población.
NACIMIENTO DE DORILA
En la línea del ferrocarril Pacifico, que unía el puerto de Bahía Blanca con Huinca Renancó., a 15 kilómetros al sur de General Pico, nació Dorila. Fue el 30 de marzo de 1907 con el remate de una legua de campo del Sr Pedro Bernardo Graciarena, fraccionada en quintas, solares y chacras.
Como mencionábamos, su inicio tuvo vinculación con la llegada del tren, pero ya que había gente instalada en campos de la zona, que antiguamente era conocida como Asteazú.
Gracias a la cesión de tierras por parte de la familia de José Leandro Parera se construyó la estación de ferrocarril. La esposa de Parera se llamaba Dorila y la compañía férrea, en agradecimiento, le dio ese nombre a la nueva Estación un dato anecdótico pero fundamental en la historia de Dorila es que el pueblo no está en el lugar que corresponde al trazado original, al oeste de la vía, que como mencionábamos era una zona como Asteazú. Parece ser que los terrenos del señor Parera eran demasiado costosos para los primeros compradores, por lo que aceptaron la propuesta del Sr. Graciarena y se instalaron en el lado opuesto. La primera subasta tuvo lugar el 30 de marzo de 1907, día que se instituyó como fecha fundacional, la segunda el 28 de noviembre de 1909 y la última el 25 de marzo de 1911.
Fueron los primeros compradores, entre otros los señores Blanco, Paulón, Pascual, Rodríguez, Chiarle, Novo, Micheli, Calandra, Porporato, Irazusta, Pasteur, Alzusa Ferro, Díaz, Urdiros, Laborde, Sura, Baronio, Cervio, Monge, Caldo, Alzogaray, Audisio, Vigna, Andres Gil, Benito, Vidales, Sánchez, Natal, Vaira, Bongianino, Ariagno, Etc. Entre los primeros chacareros se cuentan Leon, Villareal, Salto, Cervio, Monge, Caldo, Alzogaray, Audisio, Vigna, Andrés Gil, Benito Vidales, Sánchez, Natal, Vaira, Bongianino, Ariagno, etc..
Entre los primeros chacareros se cuentan a León, Villaruel, Salto, Cervio, Gonzalez, Crespo, Favi, Zucurro, Zicle, Bertone, Fernández, Barisio, Caldo, Gonella, Ceresole.
Las primeras estancias fueron las de: Anastasio Aguirre, “La Barrancosa”, “El Pavón”, Establecimiento Ganadero de Don Pedro Arocena, “San Agustin” de Carricaburo, Establecimiento Ganadero de Aniceto Gallastegui, “Las Adelas”, “Santa Catalina”, “El Piquillín”, etc.
Según las consta en las actas del 65º aniversario del Club Sportivo Dorila, en dicha oportunidad se realizó un reconocimiento a los primeros pobladores radicados en la localidad:
– Vicenta Cervio Viuda de Baroni, nacida en 1908 en Dorila, su familia estableció en zona rural anterior a 1907, tenía tres hijos;
– – Gregoria Lelliza viuda de Gorrachategui, quien se estableció en 1909, nació el 17 de octubre de 1906, tenía 16 hijos ( tres fallecidos)
– Agustín Ariagno, establecido en 1909, nacido el día 25 de mayo de 1903;
– Eusebio Cuniolo, establecido en 1910, nacido en 1903;
– Cecilia Hernández Rodríguez viuda de Vicente, establecida en 1818, nacida en 1892;
– Remigio Bravo, establecido en 1913, nació el 8 de agosto de 1983, teniendo 14 hijos;
– Dominga Caldo de Díaz, establecida en 1908, nacida el 1º de octubre de 1906 en San Genaro (Santa Fe)
– Aquéda Garibaldi viuda de Calandra, establecida en 1910;
– Josefa Gil viuda de Patiés, establecida en 1909;
– Carolina Arduino viuda de Mensa, establecida en 1911;
– Victorio Bogetti, establecido en 1915, nacido en 1886,
– Luján Barrientos, establecida en 1909, nacida en 1898;
– José Monge, nacido en 1898 y establecido en Dorila en 1907, siendo uno de los primeros alumnos de la Escuela Nº 49 de la localidad y uno de los fundadores del Club Sportivo Dorila.
Por su parte, en el 75º aniversario del pueblo, el 30 de marzo de 1982, se realizó una distinción a viejos vecinos de Dorila que hayan nacido o residido en la localidad por lo menos desde hace 70 años atrás de esa fecha.
Recibieron medallas: Ana Gribodo, Lucía Bongianino de Boeris, Josefa Márgara de Echeverría, Ramón Pelayo, Sixta Almada de Méndez, Irma Borredón de Souto, Luisa Cugnolo de Pedernera, Ines Paulón de Vivalda, Dominga Laborda, Mauricio Prietro, Domingo Giraudo, Honorio Benito, Roberto Garibaldi, Daniel Blanco, Pierina Ariagno de Boeris, Antonio Vidales, Cristóbal Vigna, Eufasia Iralone de Pesaresi, Teresa Bongianino de Rodoni, Cirila Romero de López, Catalina Andreoli de Lagioiosa, Antonio Bongianino, María Cayre de Biasusi, Juan Mayor, Miguel Gonella, Anselmo Vener, Josefa Bertone de Moroni, Ignacio Parera, María de Pagella, María Magdalena Monge de Facca, Pedro Pastorutti, Juan Giacobbe, Ernaldo Pozzi, Estefanía Pirasusta de Daunes, Ana Margarita Vaira de Naal, Josefa Gil de Patiés, Teresa Angela Vaira de Michelis, Carlos Camissino, María Gribodo de Menza, Rufina Cervio de Allasia, Filomena León de Torres, Vicente Cervio de Baronio, María Vigna de Torres, Eduardo Wallas, Segundo Caldo, Catalina Vigna de Bertola, Gregoria Lelliza de Gorrachategui, Simona Salto de Carosio, Juan Ceresole, Antonio Barbero, Teresa Ceresole de Rodríguez.
COMERCIOS E INDUSTRIAS
En sus comienzos, Dorila tuvo un amplio crecimiento comercial, con el establecimiento de locales que abastecía a la naciente comunidad con mercadería de la zona y, fundamentalmente, con la que provenía de otras latitudes a través del ferrocarril. En 1908, se instaló el almacén de Ramos Generales de los Sres. Cándido Pelayo, Elías Fernández, Ramón Alarcón, José Garda y Constantino Pelayo cuya firma era “Pelayo, Fernández y Cía”, quienes además contaban con cuatro leguas de colonia. Gracias a su capital y a sus facilidades en las operaciones comerciales, tuvieron un gran auge en la región, ganándose el respeto y la confianza de vecinos y clientes.
Otro comercio de renombre en la época fue la casa de Ramos Generales de los Sres. Rodríguez y Pascual, la cual fue vendida en 1915 al Sr. Miguel Roses, quien también la vendiera para regresar a su tierra natal.
En 1909, el Sr Armando Tanzi instaló almacén y anexo peluquería, y al año siguiente pasó a ocupar la jefatura de la Estafeta de Correos.
En 1912, inicia sus actividades el almacén y tienda Sr Bernardo Wasserman.
Por aquellos años, Dorila contaba con dos hoteles, un restaurant y una fonda, todos tenían grandes comodidades y eran atendidos por sus propios dueños.
El primero de ellos se estableció en 1907, propiedad de los señores Paulón y Chiarle, un año después se instaló el Sr. Ambrosio Giacobbe y en 1910 lo hacen los Sres. Clemente Caldo y Francisco Barón. Esta última contaba con una cancha de paleta cuya estructura aún se conserva.
La primera panadería se instaló en el año 1910 cuyo dueño era el Sr. José Elorza, la misma contaba con un amplio local y moderna maquinaria. En cuanto a carnicerías, en los primeros años se cuenta la que perteneció a los Sres. Taddei y Alzusa, siendo atendida por el Sr José Berasaru.
Esta firma también se dedica a la compra y venta de ganado. Otros almacenes de los primeros tiempos fueron los del Sr. Pedro Taddei en 1909 y del Sr. Francisco Elorza en 1910. Existían por aquel entonces algunos despachos de bebidas como los del Sr. Amaro Barrientos y el del Sr Miguel Gonella.
La primera confitería fue propiedad del Sr. José Massa en el año 1911 y, en 1914 se instaló el Sr Juan Ferrer, con bar, billares y anexo peluquería.
En 1914, según los datos existentes, se estableció la primera farmacia por obra del SR. Fulgencio Vives.
Para aquel entonces, el pueblo contaba con un taller mecánico perteneciente al Sr Juan Vesco, establecido en 1908, una sodería del Sr Miguel Vidales y una cochería del Sr Juan Barisio. El crecimiento de la localidad implico la radicación de más comercios e industrias, lo cual representa el auge que tuvo Dorila en sus primeras décadas de historia.
En el Boletín Oficial de La Gobernación de La Pampa de 1942, encontramos una valiosa y muy detallada nómina de estos negocios:
Acopio de Cereales: Cándido Díaz, Miguel Salornón.
Almacenes Ramos Generales: Cándido Díaz, Miguel Salomón y Francisco Barón.
Bares: José Maza, Luis Gassola Hnos.
Carnicería: Martín y Ares.
Carpintería y Herrería: Antonio Walas. Tomás Vigna.
Depósito de Cerveza: “Quilmes”. representante Vidales Hnos.
Despensa y Librería: José Chicote.
Fábrica de soda y aguas gaseosas: Vidales Hnos.
Fruterías y Verdulerías: José NataI, Teodoro Oreja.
Panadería: Eugenio Pérez.
Peluquería: Antonio Garibaldi.
Repuestos de Máquinas: “Deering”, e “International”, Cándido Díaz.
Restaurante y Hospedaje: Mario Casola.
Surtidor de Nafta: Cándido Díaz, Miguel Salomón y Francisco Barón.
Taller Mecánico: Pedro Moreno y Tomás Vigna.
Trilladoras: Pedro Moreno y Tomás Vigna.
Dentro del rubro agropecuario encontrábamos:
Agricultor.: Antonio Ariagno, Vda. de Benito, Antonio Bongianino, Jorge Bongianino, Benito Damaso, Cuñolo Hnos, Pedro Cecotti, Cándido Díaz, Suc. González, Antonio Gonella, José Pozzi, Juan Pepa, Luis Pepa, Siro Rifaldi, Juan E. Verna y 20 más con extensiones menores a 200 hectáreas.
Propietarios: Vda. De Ares, Vicente Arias, José Chicote. Barbero Hnos., J. Bastard e Inciarte, Oscar R. Suárez Cavigliá, Vda. de E. Cayre, Juan Ceresole, Cándido Díaz. Alfredo Forte, Forte Hnos., Bernardo Iralour, Francisco La Gioiosa, Simón Macario, José Monge, Roberto Ortíz, José Pesaresi, Baldomero Ramos, Gaspar Ramos, David Santarosa, Miguel Sarasola, Enrique Servio, José Servio, Sucurro y Favi, Angel Torres, Herrero y Berango. Bautista Vener, Verlini Hnos., Ismael Sánchez, José Ventura, Vda. de Caldo, Gabriel Rodríguez.
Estancias: “La Barrancosa”, de José B. Devoto; «Santa Catalina», de la S.A. Financiera y Rural; «Cuatro Hermanos», de Parera Hnos.; «La Amelia». de Isidoro J. B. Brunengo; «La Dorita» de Oscar R. Suárez Caviglia; ‘Pavón» de Luis Mitre.
Por aquel entonces, Dorila contaba con 1.090 habitantes. 499 en la zona Urbana y 591 en la zona Rural.
Sus autoridades eran: Presidente de la Comisión de Fomento: Bartolomé Funes. Jefe de Estación del FCS: Gregorio Viejo. Sub Comisario: Humberto Gómez Quevedo. Jefe de Registro Civil: Segundo Caldo. Jefa de Estafeta de Correos: Ida Oreja Molinero. Director de Escuela Nacional N°49: Bartolomé Funes. Director de Escuela Rural N° 147: Jorgelina G. de Rosales. Director de Escuela Rural N°163: Raúl Garcés. Médico: Ricardo Casella.
Es interesante destacar que las antiguas edificaciones fueron sede de diferentes comercios a lo largo de la historia, el hecho de poder visitarlas es una invitación a recorrer el paso. presente futuro de cada sitio. a recordar anécdotas y conocer de qué manera el progreso vino acompañado de cambios. muchas veces afortunado. Y otras no tanto.
En el año 2007 Dorila contaba con los siguientes comercios:
Almacén “Santa María” de Pablo Fioravantti.
Despensa “Dani”, de Raúl Santos.
Despensa y Bar “San Guillermo” de Antonio Vicente
Panadería “La Central”, de Raúl Rodríguez.
Carnicería “La Central” de Rubens Aldo Fernández
Todo suelto y Despensa “El Amanecer” de Norberto Salamanquez
Bar “Adolfo” de Adolfo Fuentes
Metalúrgica de Juan Carlos Moreno
Taller mecánico de Alcántara
Sala de extracción de miel “El Mayoral” de Ariel A. Mayoral
Peluquería de Marcela Gago de Rubio
Salón de belleza de Romina Rodríguez.
Sodería “Dorila” de Pablo González.
FABRICA LA DORITA
La fábrica de bombeadores industriales “La Dorita” tuvo una prestigiosa tradición que inicio Don Pedro Moreno, un experto en cuestiones mecánicas cuya solvencia era ampliamente reconocida y cuyas actividades continuó su hijo, egresado de la Escuela Industrial, Juan C. Moreno. Debido a las necesidades de la zona, el taller realizaba reparaciones generales en todo tipo de maquinarias agrícolas, pero la base fundamental de esta industria local fue la fábrica de bombeadores industriales, destinados a accionar en aquellos lugares donde la provisión de agua debía buscarse a grandes profundidades, de 100 a 200 o más metros. La fábrica también realizaba palas mecánicas, y durante muchos años, fue la única de su tipo en La Pampa. También salió de allí la primera enfardadora mecánica y una hileradora de excelentes resultados
ACTIVIDADES CULTURALES
Cine en Dorila:
El cine ha sido una expresión cultural y social que ha estado presente a lo largo de estos primeros 100 años de Dorila. Su continuidad ha sido variable a través de la historia y fue obra de las instituciones locales el hecho de que todos los pobladores, de manera periódica, pudieran disfrutar de una función cinematográfica. El 5 de Junio de 1937, según consta en el acta 147 del Club Sportivo Dorila, Los Sres. Joaquín Sánchez, Vezio Paulón y Ramón Pelayo, manifiestan el alto precio solicitado por la Empresa Duto y Peirone para realizar una velada cinematográfica, por lo cual desisten de su contratación.
Pocos meses después, la comisión de esta institución lograría la instalación de un cine propio.
En su primer programa, se proyectaron: “Océano”, dibujos animados, “Pathe Journal”, variedades y la producción nacional en diez actos titulada “Puerta Cerrada”, interpretada por Libertad Malarque y Ángel Magaña.
En la contratapa de dicho programa decía lo siguiente:
“Estimado/a Sr.. No es grato participar a Ud. Que esta comisión Directivo bregando siempre por todo lo que signifique un adelanto más para nuestro ambiente, ha gestionado la instalación propia en su local social, de un cine completo, – para realizar funciones periódicamente- que deseamos le depare momentos agradables. No escapará a su elevado criterio, el esfuerzo que si significa instalar en esta localidad, dotado de maquinaria moderna, tal interprete y cultura y sociabilidad, y es por ello que esperamos que Ud. Con el mismo espíritu de cooperación demostrado siempre, contribuya con su entusiasmo y presencia para que estas reuniones sean cada vez mejores.
Por este motivo no es grato invitar a Ud. su inauguración que se efectuará el sábado 6 del actual a las 21:15 horas, según el programa insertado al frente.
Contando con su grata presencia, saludémosle con nuestra mayor consideración. Club Sportivo Dorila.
José Oriano – Secretario – Ramón M. Pelayo – Presidente.
El Club Sportivo Dorila contaba con un viejo proyector “Gaumont”, que estaba antes en funciones en el Cine Belgrano de General Pico, hasta que esa sala desapareció por un incendio
Teatro en Dorila
El teatro fue una actividad cultural que también se ha hecho presente, aunque de forma mucho más esporádica, en la historia de la localidad.
Por no contar con un edificio destinado a tal fin, las funciones teatrales fueron llevadas a cabo en las instalaciones de distintas instituciones del pueblo, gracias a la creatividad y a la predisposición de algunos vecinos.
Del año 1937 consta un programa anunciando la realización de un festival de carácter artístico, organizado por el Club Sportivo Dorila y protagonizado por sus propios socios.
Se trataba de una “Gran Velada Teatral” complementada con otros números.
El ajado programa anuncia lo siguiente:
– La Vendedora de Claveles”, monologo recitado por Benedicta Oreja;
– “La canción de Linghera”, interpretada por Antonio Marchetti y Félix Oreja, y cantada por un coro de señoritas:;
– “El cantar de los gitanos” pasodoble cantado y bailado por Natividad y Benedicta Oreja, Ida Oreja, Pilar Gil, Emma Oriani, Juanita Monge, Josefa Ricci y Yolanda Otino.
– El título más notable se anuncia “El Suicidio de Ayer”, drama en tres actos original de Manuel Torres Fernández y Pedro Zanetta, que protagonizaban Avelina Otino, Benedicta Oreja, Vezio Paulón, Florencio Benito, Antonio Marchetti, José Natal, Francisco Barberis, Antonio Garibaldi, Gregorio Gil, Martín Benito, Teodoro Oreja y Bernardino Arias.
Y por supuesto, no podía faltar la pieza cómica. Se trataba De “Como peces Juera el agua”, en un acto original de Artemio Aran. Eran sus intérpretes: José Natal, Ida Oreja, Antonio Garibaldi, Natividad Oreja, José Oriani, Manuel Fernández y Bernardino Arias.
Se anunciaba también que: “A continuación habrá un Gran Baile”, informándose que el precio de entradas era de un peso para los mayores y cincuenta centavos para los menores.
Más adelante, allá por 1934, solían llegarse hasta Dorila los señores Fernando Casas y Severino Quintela, oriundos de General Pico, quienes impartían enseñanzas de teatro a la gente del pueblo, y además cumplían algunas breves actuaciones.
El viejo salón del Club conoció también el paso de otras compañías de teatro llegadas de distintos lugares, que se convertían por entonces en la máxima atracción del vecindario.
NUESTRO ESCUDO
HERÁLDICA
Forma: cuadrilongo con borde inferior redondeado cortado, acamado.
Trae en el primer cuartel en el centro una locomotora a vapor de sable delineada de plata orientada a la diestra y sobre tapiz de sinople siete rayos trapezoidales de oro aclarado de su color que llegan al borde del blasón.
Trae en el segundo cuartel a la diestra dos espigas de trigo de oro y una mazorca de gules foliada de sinople y a la siniestra una planta de girasol con una flor de oro cargada con una abeja de su color.
En la punta un vacuno pasante orientado a la diestra con su cabeza de frente de sable y plata.
Ornamentos: panoplia de armas dos tacuaras de oro cruzadas en sotuer por detrás, bajo la punta una cinta terciada en faja plegada sobre sí misma en cada extremo cortados en triángulo.Como timbre un lema toponímico en caracteres capitales romanos de sable, Por fuera debajo de la punta un lema toponímico de letras cursivas de sable
SIMBOLOGÍA
En la división superior los rayos de un sol naciente simbolizan el crecimiento del pueblo. La locomotora a vapor representa el nacimiento y desarrollo del pueblo a partir de la llegada del ferrocarril. En la división inferior las espigas de trigo, la mazorca y la flor del girasol con una abeja sobre ella recuerda su grandes riquezas agrícolas, y la actividad apícola.
El vacuno Holando Argentino simboliza además las industrias ganaderas y lecheras.
Las lanzas tacuaras en posición de homenaje recuerdan su pasado indígena
La cinta argentina recuerda su pertenencia a la nación y las inscripciones superior e inferior su identidad y pertenencia a la provincia.
Autor: Gastón Moreno – Puesto en vigencia por Resolución Municipal Nº 10 de 26 marzo 1997
SIGNIFICADO DEL ISOLOGOTIPO DEL CENTENARIO
El isologotipo, de forma ojival, consta de tres partes fundamentales. En la parte superior se observa la imagen de un sol naciente, representado el nacimiento y porvenir de la localidad, por delante del mismo y en alusión al origen del pueblo, la vía férrea y una locomotora en cuyas ruedas se plasman los 100 años que celebramos. El campo medio presenta el mapa de la provincia de La Pampa, con los colores celeste y blanco de los emblemas Patrios, con una franja central que simboliza la convocatoria de los dorilenses a congregarse en su pueblo para festejar el Centenario, definido por los años 1907 – 2007. Se observa además una cabeza de vacuno en referencia a la ganadería, con un fondo color verde, símbolo de la esperanza y de la tierra cultivada, enmarcados por dos espigas de trigo, en clara alusión a la fuente de progreso y trabajo dl lugar.
La base del isologotipo, se completa con un libro y una pluma de referencia a la educación, base fundamental de las futuras generaciones, y en homenaje a la Escuela Nº49, la cual en el año 1998 fue reconocida como la escuela primaria de mejor promedio Nacional.
Autor: María Luciana Luján Benito.
UBICACION DE DORILA EN EL MAPA CARRETERO DE LA PAMPA
La cercanía con General Pico ubicada a Dorila entre los pueblos que se desarrollan su vida bajo esa influencia. Sin embargo, y a diferencia de otras pequeñas comunidades, la localidad ha logrado una vida continuada, una identidad propia y tiene perspectivas de crecimiento y prosperidad. En su ejido urbano, el paisaje nos muestra calles cuidadosamente mantenidas a pesar de la falta de pavimentación, viviendas jóvenes que contrastan con antiguas edificaciones, y un importante número de instituciones que se mantienen activamente en funciones gracias al esfuerzo de sus pobladores.
RELIQUIA DORILENSE DE FE
Testimonio de sabias manos artesanales representa la obra que pertenece a la familia del Sr. Marcelo Giacobbe, antiguo poblador de Dorila que actualmente reside en Bahía Blanca. Su abuelo, Ángel Cataneo, inmigrante Italiano procedente de Milán, dedicó 30 años de su vida para construirla con espigas y pajas de trigo. De manera prodigiosa, logro construir con este rústico material esta Capilla en escala, de un metro de altura, con su altar, columnas, primorosas decoraciones, y dos minúsculas banderitas, una Argentina y otra Italiana, como afirmando el agradecimiento de aquel viejo inmigrante que, en la placidez pampeana, hizo lenta y amorosamente con el recuerdo de lo aprendido en su tierra lejana, esta gran obra de cariño y de fé.
EDUCACION
La educación es el pilar fundamental para el progreso de los pueblos, y la herramienta indispensable en la búsqueda de un mañana mejor para las futuras generaciones. Esto ha sido una constante a través de los tiempos, y en la naciente provincia, se priorizó el establecimiento de escuelas ante la presencia de nuevos poblados ó colonias. Dorila es un claro ejemplo de esto, al contar con una Escuela a dos años de su fundación, mucho antes de la organización institucional de la localidad. En 1909 se creó la Escuela N ° 49, que como institución ha sido un referente en el desarrollo regional, garantizando una enseñanza integral y personalizada a todo su alumnado. Esta dedicación por parte de todo el personal docente y no docente rindió sus frutos considerando la formación recibida por sus exalumnos, lo que le permitió, además, ser reconocida en 1998 como la escuela primaria de mejor promedio nacional. A continuación, realizaremos una breve descripción a modo de sinopsis de todo lo acontecido en la Escuela N°49 desde su fundación.
DEPORTE
Dorila conoció el deporte desde sus comienzos, prueba de esto es que las canchas de paleta y fútbol empezaron a construirse junto con las primeras casas. El fútbol era conocido en la región desde que el ingeniero Tomás Allan, a las órdenes del Ferrocarril Pacífico, organizara en General Pico el Club Foot-ball el 11 de Agosto de 1905, es decir, tres meses antes de la fundación de dicha ciudad. Poco tiempo después, el Atlético Dorila, como se llamaba por aquel entonces, enfrento a éste Club en condición de local perdiendo 2 a 0. Posteriormente, se forma en General Pico el equipo Centenario, que derrota al Club Foot-ball y pasa a disputar una serie de cinco partidos con el Atlético. Tanto de local como visitante, Atlético Dorila venció en las cinco oportunidades que se enfrentaron. En el año 1912, el Centro Empleados de Comercio de General Pico forma su equipo, que enfrenta al de los comerciantes de Dorila en cinco oportunidades, obteniendo éste último el triunfo en tres encuentros ganando así la serie. De esta manera, fue creciendo el deporte en nuestra localidad hasta que en 1930 nace el Club Sportivo Dorila, el cual merece un apartado especial.
SALUD
Origen: la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de La Pampa , convoca al Sr. Presidente de la Comisión de Fomento Don Oscar Alfredo Benito, para proponerle la creación de una biblioteca en esta localidad, ante el cierre de la Biblioteca Popular «Hacia el porvenir» de la Escuela N ° 147 del Paraje La Puma. Convocó a tres docentes locales, las Señoras: Gladis Patrignani de Guaraglia, Mara Rivarola de Vicente y Roxana Vanini de Fernández para organizar la campaña de socios fundadores y elección del nombre. Nombre: «José Elías Rosales» en homenaje al maestro y director de la Escuela N ° 49 de esta localidad, persona apreciada y de larga trayectoria en esta comunidad. El mismo surgió por votación de la población, que consistió en colocar urnas en los comercios para que los vecinos sufragaran.
José Elías Rosales nació en San Luis en enero de 1925 pero cursó sus primeros estudios en el Paraje La Puma de nuestra provincia finalizando sus estudios secundarios en la Escuela Normal Teniente Gral. «Julio Argentino Roca» de Santa Rosa. Se inicia en la docencia como maestro de grado titular en una escuela rural de Ingeniero Luiggi y asciende a director de las escuelas de La Puma , de una escuela rural en la zona de Metileo y también de Dorila. En 1959 es trasladado a Dorila desempeñándose como maestro y director. Trabajó incansablemente durante 36 años ejerciendo la docencia y en 1984, con motivo de los 75 años de la Escuela N ° 49, recibe un reconocimiento por su trayectoria.
Aparte de la docencia se destacó en otras actividades, como las deportivas: fue corredor pedestre, navegante en competencias automovilísticas, ciclista, futbolista y pelotari. Incursionó también en tareas periodísticas, como corresponsal del Diario La Reforma. Falleció en noviembre de 1.992 a los 67 años. Hoy la Biblioteca lleva su nombre, obtenido por concurso (convocado y abierto a la gente que participó votando en urnas diseminadas por todo el pueblo) con la consigna «Un nombre para la biblioteca».
Fecha de constitución: 6 de Enero de 2003.
Fecha de apertura: 5 de Mayo de 2003.
Fecha de inauguración oficial: 30 de Marzo del 2004.
PRIMERA COMISIÓN DIRECTIVA: Presidente: Elsa Gloria Ercoli de Moreno. Vicepresidente: Oscar Alfredo Benito. Secretario: Aníbal Luís Garro. Tesorera: Gladis Teresa Patrignani de Guaraglia. Vocales Titulares: Valeria Gil y Emilse Barrojo. Vocales Suplentes: Roxana Vanini de Fernández. Revisora de Cuenta Titular: Nora E. Lovera de Urbe. Revisora de Cuenta Suplente: Delia María Vidales de Benito.
Personería Jurídica N ° 1623 CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares): número de reconocimiento 4080. Bibliotecaria: María Rosa Miranda de Bongianino. Domicilio: calle 11 entre 3 y 4, funciona en un local Municipal (ex Registro Civil), cedida en comodato por el término de 99 años.
Actividades: préstamos de libros a domicilio, tareas escolares y consulta en sala, servicio de impresión y fotocopiado, usos de computadoras para socios
Talleres: se dictan cursos de Dibujo y Pintura, tejido al crochet y a dos agujas, Porcelana en Frío, pintura sobre tela, bordado Chino y a mano, computación.
Apoyo escolar a niños de escasos recursos. Participación de la biblioteca y de miembros de la comisión directiva a capacitaciones en distintos lugares. esta biblioteca forma parte del circuito Nº 3 “Irma Zanardi de Rivera» de la Zona Norte. Participa y organiza actividades para el Díaa de las Bibliotecas, del libro, del niño en el orden local y zonal.
Realiza viajes a la Feria del Libro en Buenos Aires para compra de textos y concurrencia a disertaciones en dicho evento. Mantenimiento: se administra por cuota de socios, subsidios y donaciones. Posee 3540 libros, 40 CD, 240 videos, 5 computadoras, una fotocopiadora y 2 impresoras
CURIOSIDADES Y DATOS
PERSONAJES ILUSTRES
Don Agustín Vicente
Nacido el 7 de Octubre de 1920 en Quemú Quemú (Pcia. de La Pampa). Hijo de Guillermo Vicente y Cecilia Hernández (inmigrantes españoles).
Casado con Doña María Vicente en el año 1944, radicándose en Dorila en aquellos años; padre de cuatro hijos varones. Además de trabajar en las tareas rurales, fue talabartero (trabajos en cuero y soga) y artesano de alma y profesión. Autodidacta y didáctico en sus enseñanzas. Poseía un pequeño taller en su casa de Dorila, ubicada en calle P.B. Graciarena N°331.
•A partir de la década del 80 fue miembro activo del circuito 1 de la Comisión Municipal de la Cultura con cabecera en la ciudad de General Pico, participando así de diversos eventos organizados por la misma como así también otros de índole gauchesca. Participó en Octubre de 1985 del 1° Encuentro de Artesanos y Cantores populares pampéanos, realizado en la ciudad de Santa Rosa y lo siguió haciendo durante los próximos cuatro encuentros. Realizó además, encargos exclusivos para el mercado artesanal de la ciudad de Santa Rosa, desde allí sus artesanías recorrieron el país, como también trabajos de otros artesanos que agrupaba el mercado. Dictó clases en el Centro Cultural Maracó (General Pico) y en escasa oportunidades lo hizo en la localidad de Dorila.
Su oficio se vio totalmente destacado cuando sus trabajos fueron premiados con el 1° lugar en la especialidad soga en la 100° Exposición realizada en Palermo (Capital Federal) en la feria de la República, en Agosto de 1986. Al mismo tiempo como lo destaca su familia y lo afirma el periódico La Reforma luego de aquel año sus trabajos eran adquiridos por habitantes de localidades vecinas para obsequiarlos a familiares cuando emprendían viajes a países del viejo mundo. A partir del año 1992 «Don Agustín» comienza una lucha contra el cáncer. Finalmente el 14 de Junio de 1993, fallece en su hogar. Sus restos descansan en el cementerio de la ciudad de General Pico.
Don Marcelo Giacobbe
Don Marcelo Giacobbe nació el 29 de Junio de 1909 en Dorila La Pampa. Cumplió con el servicio militar obligatorio en la base naval Puerto Belgrano. Vuelve a Dorila a principios del año 1920, porque su familia se instaló por algunos años en Río Quinto (Provincia de San Luis), y se instala con su abuelos maternos, Angela Ballerini y Angel Cattaneo, que vivía en una quinta situada a unas cinco cuadras del centro poblado de Dorila, con la finalidad de comenzar su concurrencia a la Escuela N° 49. De su paso por dicho establecimiento escolar recuerda sus compañeros, en primer lugar a niños vecinos: Tito Paulón, Victorino Vidales, Mateo Wala, Alfredo Vesco, Tomas Arias, Blanca Pelayo, Florinda y Elvira Camussino y Dina Oriani, entre otros tantos.
Docentes: era Directora de la Escuela N° 49 Doña María Rosa Colombino de Zalazar, cuyo esposo era Oficial de Policía. Maestras: Sra. de Morales en primero inferior, Srta. Otilia Celia Alanís, Inés Colombino, Sra. Delia Santelices y Fernando Santelices.
Don Domingo Benito
Nació el 20 de Diciembre de 1921 en Gral. Campos (La Pampa), radicándose a temprana edad en Dorila. Es hijo de Don Elías Benito y Doña María Masso, sus hermanos son: María Rosa, Ramiro, Manuel y Alberto, los cuales también tuvieron el orgullo de criarse en ésta localidad, aprendiendo las ta reas del campo. , Don Domingo comienza su relato de esta manera: «…Yo vivía en el campo, íbamos a la escuela en sulky, primero a la escuela Rural y después a Dorila aunque tuve que abandonarla. Desde muy chico y tras perder a mi padre tuve que hacerme cargo de la crianza de mis hermanos y ayudar a mi madre. Trabajaba de sol a sol en el campo, sin las comodidades y la tecnología que hay ahora, antes para poder trabajar las tierras, es decir arar, sembrar, hasta llegar a la cosecha nos demandaba muchos días, hasta meses diría».
«Más de una vez el tiempo no nos acompañaba. Cuando era chico sufrimos la nevada del ’23, pero lo peor de todo fue el 11 de Abril del ’32 cuando cayó la lluvia de cenizas. Recuerdo que me levanté a trabajar y cuando salí afuera vi el cielo totalmente cubierto, parecía de noche y creí que se terminaba el mundo, no entendía nada. Tuvimos que llevar 100 caballos para pastoreo a Coronel Pintos. En el año ’37 no llovió durante 9 meses, se hacían perforaciones de 5 o 6 metros para conseguir agua de las napas. Pero por suerte también viví la época en que Dorila era Dorila a lo grande, llena de negocios, fondas, hoteles… »
«Estaba el almacén de Fernández Pelayo, era el suegro de Cándido Díaz, tenía venta de autos y pasajes al extranjero. También estaba el almacén de Rosses y Díaz, y de sus sucesores. También la fonda de Juan León, que tenía 14 piezas, donde paraban los cosecheros que venían de Santa Fé. Me acuerdo que en la Sede del Club había otra fonda, y jugábamos a la pelota paleta en el frontón de Murrieta. Nos juntábamos a jugar a las cartas, y tomábamos algún vermouth. Había muchos bares, «El Conejo», Domingo Fernández, Ángel Biassuzi, el de Massa, que no tenía heladera y guardaba la cerveza en un pozo. Estaba la zapatería de José Natal Jañez, la carnicería de Taddei y Berasaj, la panadería de Arias y Perez, y los jefes de destacamento eran: Fosan, Bustriazo…»
«En el año ’40 me puse de novio con Adelfina Margarita Fernández, Morochín, 7 años de novios, años lindos pero duros porque hacer el novio no era como ahora (risas), nos veíamos de vez en cuando y con la familia al lado. El 5 de Julio del ’47 nos casamos y vivimos un tiempo en Dorila, ahí nació nuestro hijo Oscar Alfredo, Cacho, el 13 de julio del ’50, tuvimos otros hijos pero murieron al nacer. Y al tiempo nos fuimos a vivir al campo».
«Oscar junto a su esposa Delia María Vidales nos dieron tres nietos, Juan Cruz el mayor que ya me ha regalado 3 bisnietos, Marcos y Luciana. Domingo Benito fue, entre otras cosas, vocal de la Comisión de Fomento en los años ’50, integrante de varias Comisiones de distintas Instituciones, amante del deporte, el campo y hacedor de excelentes chacinados».
Actualmente reside en General Pico, aunque le gusta frecuentar el campo y el pueblo de sus amores. Ya viudo y a sus 86 años, relata con gran lucidez toda su vida y su vínculo con su querido Dorila.
Doña Paulina Giacobbe de Moreno, la partera del pueblo
Yaya Moreno, su nieta, la recuerda de esta manera:
«Voy a hablar de mi abuela, se llamaba Paulina Giacobbe de Moreno. Fue la que trajo a todos los dorilenses al mundo de 50 años atrás. Ya delicada de salud atendió a «Lucha» de Robla con la llegada de Oscar y Señora de Fernández, su último niño, es el conocido «Negro Galopa» Fernández. Cuando regresaba agradecía a Dios que sus niños habían nacido sanos y bien, su gran preocupación».
«Ella conocía todos los campos en sulky, con frío o calor, viento y tierra, allá iba Doña Paulina en lo que la llevaran, y nunca cobraba, alguien le daba alguna gallina o huevo o algún regalito. Sabía quedarse días hasta solucionar el problema de esa madre, que se levantara y ahí salía con su valijita, que aún conserva mi hermano, ahí llevaba su crucifijo, que había sido bendecido por el Papa antes de venir de Italia. Era católica practicante y ¡oh, casualidad!, murió el día que se tenía que inaugurar la Capilla Nuestra Señora de Fátima, el 17 de Abril de 1957, tal es que se postergó su inauguración al 13 de Octubre, día que festejamos la Fiesta Patronal».
«Era italiana, vino joven con sus padres y hermanos, su madre era Rosa de Giacobbe, y con sus dos hijos menores tenía una fonda donde hoy es el Club Sportivo Dorila, tuvo seis hijos, los tres primeros de su primer matrimonio con Juan Barisio, dos mujeres y un varón, quedó viuda a los 29 años y contrajo matrimonio con Sebastián Moreno, con quien tuvo tres varones, sus hijos fueron Juan, Teresa y Pierina Barisio, Sebastián, Luis y Pedro Moreno, el menor de sus hijos siempre vivió en Dorila, fue un industrial muy conocido en vasta zona de monte donde aún están sus bombeadores «La Dorita», que fue una gran revolución, como las palas mecánicas, hileradoras y enfardadoras, que se distribuían hasta Bahía Blanca, su nombre era Pedro Pablo. Como nieta de Doña Paulina siento que debo hacer este pequeño recuerdo a ella y mi padre, que tantos nos enseñaron a respetar a nuestro pueblo, «es chico pero es lindo, porque todos te conocen y respetan», me decían, «sabes que aquí naciste y tenés que querer a tu pueblo», siempre me lo dijeron y por eso lo amo.
Antonio Vicente «Murrieta
Murrieta es otro querido personaje de Dorila, y en sus palabras se resume gran parte de su historia en la localidad que lo cobijó a lo largo de su vida.
El nos relata lo siguiente: «Nací en el año 1932. Fui a la Escuela N° 49, cuando funcionaba en el primer edificio, luego abandoné. Fui empleado de panadería, en el año-57 me corté el brazo, de ahí hacía 4 meses que me había casado y tuve que rebuscármela como Dios me ayudó, de a poquito y dándole para adelante».
«En esa época vivía al lado de la Escuela N° 49 (en lo de Mensa). Tenía el boliche al lado de lo de Robla, era chiquito. La primera insistencia fue comprarle a Biassusi la sodería, de ahí agarré la bicicleta de carrera que es la que todavía tengo, y repartía la soda a Biassusi. El me vendió la sodería con tal que yo le hiciera ese negocio, venderle la soda, y yo agarré, tenía el boliche. De ahí seguí trabajando, luchando con la liebre, las bolsas, rollos de alfalfa, lo que viniera lo hacía porque había que buscar el puchero, sino, no venía. Cuando yo le compré a este hombre, compré una máquina nueva para hacer la soda en el ‘58. Este es negocio que tengo actualmente, y tengo la despensa y todo, de ahí, no nos movimos más».
«Fui ciclista representando al Club Sportivo Dorila, con una camiseta…yo, Argeste, Alberto Benito y Lorenzo Vigna. De ahí para adelante cuando salíamos, salíamos todos juntos, porque era un grupo unido. Al fútbol jugué, prácticamente hacía los cuadros yo, y la cancha la atendí muchos años y la hice nueva. De ahí para adelante estaban Ramos, Vigna, Lagioiosa, Mensa, todos, todos, todos, poníamos un granito de arena para que la cancha se hiciera. Los cambios de los arcos lo trajo el finado Moreno de Buenos Aires, en aquel entonces costaron $100.Los arcos que actualmente estan en la cancha los hice yo, y el arco de entrada también. Y donde veías azul y blanco era porque lo pintó Murrieta. Ahora la cancha es un espectáculo, ojalá yo tuviera 20 años, estaría metido ahí adentro, porque es un espectáculo, nosotros no tuvimos la suerte de tener algo así. El comportamiento de los jugadores no va, antiguamente ibamos a todas partes, no peleábamos, éramos unidos, éramos responsables. Y cuando se hacían reuniones en el Club porque a lo mejor había partido de fútbol, nosotros al Club no le sacábamos ni 5 centavos, cada uno llevaba un poquito y hacíamos el churrasco, incluso hay gente de Agustoni que lo puede decir, que yo le hacía el churrasco hasta en mi casa, y yo le prestaba el baño para bañarse porque no había lugar».
«Cuando se hizo la katanga de carreras, éramos todos unidos, éramos uno sólo. Ir a Mirasol a Estudiantes, Cané, Quemú Quemú, Barón, Speluzzi, Vertiz, La Puma, Trebolares, Metileo, era normal. Después cuantas veces jugué, que teníamos el equipo la Barraca en Ferro, muchísimas veces, y sin embrago íbamos, aunque perdiéramos teníamos que ir, y veníamos contentos, pero ahora no. Ahora lo siento porque yo dí el juego de camisetas, yo compraba hasta las zapatillas a los muchachos, en lo de Roland Sport comprábamos las camisetas. Hicimos hacerle la franja azul, ¿y quién hizo los números?. Pasó el tiempo y los equipos entrantes le sacaban la franja azul a la camiseta, andaban con la camiseta todo el día puesta, la usaban diariamente como camisa y eso no se puede destruir. Ahora hay quien me dice que tenía razón yo, me tendría que haber quedado con un camiseta, pero ahora es tarde, ¿adónde fueron las camisetas? . Y mi mujer lavaba la camiseta, yo era el responsable de decir: muchachos, la camiseta acá, acá. Estuve 18 años en el Club… »
«A Pino… cuando en el Club había un parral antiguamente, había una entrada. La travesura la hicimos con los muchachos de Díaz, Pepe, Ringui, Argeste, éramos varios, ¿viste?… le pusimos un tarro con agua arriba de la entrada ¿Qué pasó? El finado Pino no vino, vino Bustiazo que era Policía y se le cayó en la cabeza. Al otro día tuvimos que ir todos adentro. En los tiempos de antes si te mandabas una macana al otro día se sabía todo, no se escapaba nadie, yo te digo porque en la época de Santo López, esas autoridades fueron respetadas por los muchachitos. ¡Guarda la tosca, que cuándo te decían, te decían! . De los policías que me acuerdo, son Bustiazo, Santo López, Gómez Quevedo y Valor. No metiera la pata en una cueva de peludo, porque ya estaban ahí… anduvimos mucho con los muchachos de Alvarez, éramos todos uno, cuando la vieja hacía un saltitín estábamos todos».
«Con el que tengo contacto es con Biasusi, el hijo de Pirucho, que está en Comodoro Rivadavia, tengo un sifón para darle de los que hice yo, con la inscripción de «Antonio Vicente Dorila – La Pampa». El hizo los sifones en el «54, cuando se empezaron a hacer los sifones de un litro, cuando yo compré la sodería había de 3/4 de litro con cabeza de plomo (este presente un sifón que tengo con cabeza de plomo con la inscripción Biassusi-Dorila-La Pampa, lo tengo reservado para ahora en el aniversario, y se lo voy a entregar ahí porque ese sifón salió de su abuelo…». Murrieta recuerda con nostalgia todas sus facetas en su vida dedicada al trabajo, la familia y el deporte. Denota con entusiasmo cuanta felicidad le ocasiona recibir este Centenario, como a todos los dorilenses.
Domingo Fernández
El petiso pertenece a una de la familias tradicionales de Dorila, y aunque ya no reside en la localidad, nos cuenta con añoranza cuan hermosos fueron sus años en su querido pueblo… «Nací el 9 de Abril de 1918. Mi papá era español, cuando vino era muy jovencito. Las maestras que recuerdo fueron: 1° grado Mercedes Palozo, 2° Aída Pacheco, 3° Erminia Isabel Paulette, 4° la Señora de Tartamú, 5° Forniati, Directora Teresa de Cavani. Mis compañeros de grado fueron: Celestino Laborde, Fernando Arias, Sofía Bala (cuadro de honor), Zulma Jimenez. De los negocios me acuerdo… La carnicería de Tadeo, la panadería de Arias y la de Perez, los negocios grandes eran los de Cándido Díaz, Salomón y Barón, estaba la herrería de Beco (donde está hoy en día el taller de Moreno), cuando yo era chico el farmacéutico era Vives, el quería que me quedara con él porque no tenía hijos, estaba la sodería y cervecería de Daniel Vidales vendían Quilmes y Palermo, también tenían forrajería, Wallas tenía herrería. La luz la pusieron en el año 30, estaba de Comisionado Farras que fue quien la trajo. Al lado de la Usina estaba la Comisión de Fomento y también la Comisaría. El papá de «Lucha» Angela Fernández, tío mío, tenía un bar, el Bar «Fernández». Ahí nació ella, el 12 de Julio del «27. El tío se lo vendió a Prieto Doña Paulina Moreno, como no me voy a acordar de la partera de Dorila, había otra partera que era una tal Linfa, y la que también fue partera Doña Margarita Cárdena. Yo siempre fui a la escuela vieja, no a la de chapa. En sulky íbamos a pico, algunos tenían auto, por el camino viejo, por el campo de Ramos, en aquel entonces en Dorila tenían auto Tadei, Díaz, Salomón, Vigna. Recuerdo algunas travesuras… era muy travieso, con Angelito Vidales nos criamos juntos, él era fatal, el milico le decía «vos sos el rey de los bochinche». Cuando tendríamos 15, 16 años, fuimos a cazar liebres a la Barrancosa, el dueño de la estancia justo pasó y nos vió, se fue a la comisaría de Dorila y avisó a la Policía que había dos cazando dentro de su campo, así que cayeron los policías en la chatita que tenían y nos llevaron. A mí no me metieron adentro, pero Angelito lo dejó encerrado, porque siempre hacía travesuras y no lo podían enganchar. Ese día les vino justo para encerrarlo (risas)…era muyterrible». Y así termina su relato entre recuerdos y travesuras, lleno de emoción y de sentimientos encontrados.
José Gribodo «Pino»
Fue unos de los personajes más entrañables y querido por toda la comunidad, una figura recordada e inconfundible en la historia de Dorila. Era el hombre y el nombre de muchas anécdotas pueblerinas. Nombrar a «Pino» es homenajear al hombre bueno, objeto de bromas inocentes, actor de incontables situaciones pintorescas.
Según las actas, José Gribodo nació el 16 de Octubre de 1902, aunque algunos comenten que realmente había nacido en Marzo de ese mismo año en San Martín de Las Escobas (Santa Fé), siendo asentado posteriormente. Fue la figura más emblemática del Club Sportivo Dorila, como socio, como hincha, una institución dentro de la institución. «Pino» creció junto al club, y vivió en una de sus dependencias. Todas las tareas requeridas por el desenvolvimiento de la Institución, que no sean directivas, las desempeñó con entusiasmo y absolutismo, podría decirse: marcar la cancha, inflar la pelota, atender el guardarropa los días de baile y, sobre todo tirar las bombas de estruendo en los días festivos. Hasta llegó «Pino» a interrumpir un partido, al llevarse la pelota, cuando le pareció que un árbitro «bombeaba» a su querido Club. Era jornalero y recibía el apoyo de la Comisión de Fomento y de los vecinos, en especial de la familia Díaz.
Muchos recuerdan que hacía mandados, «changas» o lo que hiciera falta para recibir un plato de comida o una mínima remuneración. Posteriormente fue pensionado por la Provincia, y tras sufrir una fractura en una pierna, debió ser hospitalizado en el Hospital Centeno (Gral. Pico). Falleció en la madrugada del 5 de Diciembre de 1965; y sus restos fueron sepultados en el cementerio de Villa Mirasol (La Pampa), localidad en la cuál residían algunos de susfamiliares. «Pino» sigue vivo en la memoria de los Dorilenses, como protagonista de mil y una anécdotas que se trasmiten a lo largo del tiempo, de generación a generación, honrando su memoria y convirtiéndolo en leyenda. Difícilmente haya quien con mayor regocijo que «Pino» célebre el paso que Dorila a dado en su firme marcha de progreso. Su presencia quedará para la posteridad én el Complejo Recreativo que en 1991, durante el mandato de Oscar Alfredo Benito, fue bautizado con su nombre. Queremos rememorar en su homenaje las palabras que fueron escritas por Virginia Natal de Castro y pronunciadas en el acto inaugural por la Sra. Mafalda Vigna de de La Mano: «…Corría el año de la fundación -1907- y a poco de ello el matrimonio compuesto por Doña Herminia Reucch y Don José Gribodo se afincaba en la zona rural de nuestro querido pueblo de Dorila. Familia compuesta por 7 hijos pequeños el que fue quedando aquí hasta su partida sin retorno en 1965 a los 62 años de edad fue Jose «Pino», para quienes los conocimos y aprendimos a querer, porque su figura de hombre laborioso, honesto, leal, hace que permanezca vivo en el recuerdo de quienes vivieron aquíy de los que aún permanecen y tienen en su memoria a quien protagonizara tantas anécdotas pueblerinas. Era la visita esperada los 19 de Marzo en cada casa donde hubiera uno de la familia que como él se llamaba José, para saludar efusivamente a su tocayo en el día del Santo, y también recibir el afecto y las congratulaciones de grandes y chicos porque era además el día de su cumpleaños. Infaltable en cuanto acto hubiera, despedida de solteros, de vecinos que se alejaban del medio, de la muchachada que años tras años marchaban con rumbos distintos para cumplir con el Servicio Militar. Poseía además la titularidad del mortero para la salva de bombas en los días patrios; también eran, casi, diríase de su propiedad las redes de los arcos de la cancha de fútbol del Club Sportivo Dorila, las que colocaba con el mayor de los esmeros antes de cada partido. Llevaba ésta institución en el alma y en cuyas instalaciones vivió la mayor parte de su vida, por eso hasta en su tumba tiene una placa del Club de sus amores. Las autoridades locales hicimos una rápida encuesta verbal para adjudicarle el nombre a este Mini Complejo Deportivo y contamos con la unánime aprobación que el mismo se llame desde su inauguración: José Gribodo «Pino», por haber sido un personaje tan querido, estimando todos que honrar a Pino es honrarnos a nosotros pinos, porque felices los pueblos que no olvidan a quienes fueron sus vecinos, teniendo la certeza que cada uno de los que disfruten de estas instalaciones las cuidará con el celo que Pino lo hubiera hecho, convencidos que desde el mas allá está en su querido Dorila y en este Mini Complejo Deportivo que hoy inauguramos y que muy justicieramente lleva su nombre. Finalizando, con emoción, muy afectuosamente os digo: Recordemos a Pino, que el recuerdo es vida, Al hijo dilecto que a este pueblo amó, Elevemos al cielo plegarias sonoras, Y por su recuerdo sembremos amor.»
Héctor Manuel Rubio «Pancho»
Pancho Rubio fue un gran domador, vecino recordado, amigo querido del Dorila que tanto añoramos. Su partida dejó dolor pero no fue completa, él sigue recorriendo las calles de su pueblo y donde haya un simple acorde de guitarra sin duda él esta presente.
Su hermana … lo recuerda de la siguiente manera:
«Nació el 13 de Enero del año 1945, hijo de Manuel Rubio y de este querido pueblo, el cual hoy llega a sus cien años. «Pancho»… este es el nombre por el cual el pueblo te conoce, te criaste en él corriendo por esas callecitas llenas de arena. Fuiste el segundo de ocho hermanos, que nos criamos junto a vos, haciendo picardías».
«Fuimos todos a la misma escuela, la 49, a la cual vos faltabas porque tenías que ayudar a papá a trabaja, aprendiste con él a ganarte el pan; te llevaba a terraplenar bebidas, a acarrear bolsas en la cosecha, juntar huesos, vidrios, todo para poder vivir. Aprendiste a andar a caballo, a amansarlo, luego los domaste en cuanta jineteada había. Hiciste de jockey en cuanta carrera cuadrera se presentara, ganaste muchas, perdiste varias, y te mandaste también muchas macanas. Te hiciste hombre, no te fue bien en la vida, fuiste padre de tres hijos, fuiste abuelo, creo que como hombre te viste realizado. En cualquier lado que estuvieras siempre te acordabas de tu querido Dorila. Los niños del pueblote veían pasar y sabían que en tu bolsillo un caramelo para ellos había, te habías ganado su cariño. Si alguna fiesta había, aunque no te invitaran, vos allí estabas, y si había alguna botellita y una guitarra ya no te sacaban de allí, y ni que contar de los bailes, eras el primero en salir a bailar, siempre que alguien te diera el sí,porque para el tango eras el mejor. ¿Cuántas cosas habría para contar de vos? un libro entero, yo tu hermana, hoy te recuerdo con mucho cariño, aunque ya hace 5 años que te fuiste al lado del viejo con el cual se peleaban a rabiar, pero se querían igual. Hoy estarán juntos allá arriba, y desde alguna estrella festejarán»
«Junto a nosotros, tus hermanos. Sos el único de nosotros que falta, físicamente, porque en nuestros corazones estarás por siempre. Pancho… Cinco palabras para formar un sobrenombre, cinco palabras para describir una persona: paciencia, andariego, niño, chistoso, honesto, orgullo de un pueblo. Así te recordamos tus hermanos, en especial tu hermana a la que hoy le toca recordarte. Con todo mi amor: Titi»
Cabe destacar a Roberto «Tucho» Rodríguez, Leandro Fuentes y Miguel Sánchez, entre otros jinetes que tuvo Dorila. La figura de Pancho Rubio sobresale por haber sido reconocido a nivel Provincial y Nacional, tanto que tuvo chances de llegar al Festival de Jesús María, un sueño que le fue injustamente truncado.
El compositor Miguel Bravo le escribió ésta canción a 15 días de su fallecimiento, en homenaje a quien fue su amigo y compañero de guitarra:
Sueños de Palenque
Entre vasos, potros y guitarras
Fuiste que mando tu vida
Quien sabe en que despedida
O quizás en que alborada
Pulsaras una acordada
Allá en el cielo que brilla.
O en esas estrellas que caen
Bajando a toda carrera
Vos le echarás las espuelas
Por más bellaca que sea.
Pancho todos te conocimos
En tu Dorila chiquito
Jineteando al «Solito» De tu casa a lo Fernández
Como buscando coraje
Para atropellar los más graves.
Pa’ que revolver tu historia
Saben que fue la más grande
Como de la ‘rosa un capullo .
Quien sabe que campo de doma
Llevará el nombre tuyo.
Y hoy yo me despido así
Con un saludo hasta el cielo
Con el gaucho Martín Fierro
Te veré en una payada
O en alguna jineteada Desafiando a Lucifer.
Por eso que a mi deber
Lo voy a hacer bien prolijo.
En esta idea me fijo,
Me quedo con mi consuelo
Y el de todos los jinetes
Y hoy yo me despido así
Pancho hasta luego te digo
Desde este suelo pampeano
Te saluda aquí un amigo.
Isabel Pablo de Nicolau
Nació el 26 de Agosto de 1916 en General Pico aunque fue asentada el 7 de Enero de 1917. En el año 1951, debido a una enfermedad de su esposo, se trasladó con toda su familia a Dorila ya que había obtenido el cargo de portera. Tuvo 3 hijos, Mario, Elda y Horacio. Fue durante 28 años portera de La Escuela N° 49, y es recordada con respetuoso cariño por todos los ex alumnos de aquella época, ya que brindó buena parte de su vida a este Establecimiento. «Doña Isabel», como cariñosamente la llamaban, ingreso como portera el 12 de Septiembre de 1951, unos meses despues de que fuera inaugurado el actual edificio escolar, y se retiró para acogerse a los beneficios de su jubilación el 31 de Agosto de 1979. Falleció el 14 de Diciembre de 1985 a los 69 años.
En el marco de las Bodas de Brillante de La Escuela, el 19 de Julio de 1984 recordó con emoción su paso por esta Institución con estas palabras:
«¿Qué significa para mi este acontecimiento de la celebración de las Bodas de Brillante de la escuela?, bueno, mucho, tanto que la emoción me embarga y no podría dar una respuesta total, pero si que esa emoción me recuerda el ultimo día que trabaje, el 31 de Agosto de 1979, cuando quede sola rodeada de silencio y de todo aquello, que consideré como mío y lloré… lloré por un largo momento, al agolparse en mi mente todos esos años que viví feliz junto a quienes hicieron que así ocurriera… »
Virginia Natal de Castro
Recordando a mi aldea.
Al llegar el Centenario de Dorila y nos vamos encontrando con amigos se agolpan los recuerdos; de la infancia y de la juventud que pasamos por algunos años en el querido solar nativo. Y yo alejada hace tantos años de allí retorno a diario con el pensamiento, recorriendo sus calles, sus vecinos de antaño, sus casas de comercio, sus dependencias oficiales y la estación del ferrocarril; que por entonces era la vía de comunicación telegráfica; de transporte de mercaderías, cereales, haciendas y centro de atracción hasta para la compra de diarios y revistas al paso del tren.
Pero si hay algo que siempre tengo en el recuerdo son las flores de mi pueblo, que por entonces se regalaban. En la mayoría de las casas había un jardín y plantas en macetas y en tarros, y diríase que casi era como una obligación tener cada familia su propia quinta. Me acuerdo siempre de las flores que hasta ahora siguen siendo de mi predilección; las lilas que formaban el cerco de entrada con la de los frutales en el patio posterior de la casa de la Sra. Josefa Gil de Paties (Doña Pepa), las madreselvas, aromo y dalias en casa de la Sra. Ana Margarita Vaira de Natal (Doña Ana, mi madre), pero el que contaba con mayor diversidad de flores era el jardín de la Sra. Margarita Magra de Caldo (Doña Margarita). Esa casa diríase era un hermoso vivero, a la entrada de la misma y dando a la calle podían apreciarse los canteros formados con unas plantitas que llamaban amor de viejo, otros con clavelinas y en cada cantero palmeras, magnolias, jazmines, lilas, pensamientos, lirios, clérigos, conejitos, espuelas de caballero, nomeolvides, violetas, dalias, crisantemos, nardos y rosales de diversos colores; una pared del edificio la cubría una hiedra y otra una rosa, era todo una belleza. Casi con seguridad me estoy olvidando de alguna flor. Más atrás en el predio la quinta de verduras, había allí de todo, cuando caía el agua de la manguera se entremezclaban los aromas de las plantas de tomate con los ajíes, la albahaca con el orégano, el romero con el laurel, el cedrón con la menta. El parral y la enorme higuera era otra de las atracciones en el patio como también las plantas de granada, donde estaba ubicada la confortable casa; si me parece que la veo a Doña Margarita y a su hija Dominga regar con la manguera, y yo pequeña me iba con ellas vivíamos en la misma manzana y aceptaban de buen grado dejarme regar por un rato.
A mí me parecía que esa lluvia de la manguera caía como lágrimas en los jazmines y en los rosales. Cuanta belleza. En casa también regábamos, pero con regaderas, pero para mí regar con la manguera era todo una alegría.
En el otro patio dividido por buen alambre tejido recubierto de plantas de romero al que cubrían todos los días las alegres campanillas mañaneras se encontraban los paraísos, el ceibo, los membrillos, durazneros, perales y estaba también el gallinero; con la ya instalada máquina de moler maíz para los pollitos; otra de mis atracciones; solicitando permiso para que me dejaran usarla, el que siempre me fue concedido. Confieso que me costaba dar vuelta la manija pero el solo ver como yo solita trituraba el maíz me causaba placer.
Los niños de ahora incluidos mis nietos- con tanta tecnología seguramente dirían que con que poco me conformaba. Así era y éramos todos felices con éstas pequeñas; para nosotros; grandes cosas. Ya quisiéramos aunque fuera pagando- volver a esos años en Dorila; cuantas veces lo añoramos con los amigos. Así a grandes rasgos he llevado al papel algo muy caro a mis sentimientos enhebrando como perlas las flores de mi pueblo en el recuerdo de tres de sus tantas laboriosas vecinas, que seguramente desde el más allá estarán en los festejos del Centenario de Dorila. Doña Pepa con un ramo de lilas y flores de durazno. Doña Ana con sus madreselvas y aromo y Doña Margarita con sus roras, jazmines, violetas y clavelinas. Y Dorila las dará por presentes en el vuelo de las mariposas y en el trino de los pájaros, bajo un cielo tan azul como las flores de nomeolvides.